El Síndrome de
Joubert fue descrito por primera vez por Marie Joubert, neuróloga canadiense del
Children's Hospital de Montreal cuando en 1968, en la revista Neurology, publicaba (en colaboración
con Jean-Jacques Eisenring y Frederick Andermann) un artículo sobre la
patología que lleva su nombre:
“Familial dysgenesis of the vermis: a syndrome of hyperventilation, abnormal eye movements and retardation”. Esto es, informaba de cuatro pacientes en los que se presentaba agenesia parcial o total del vermis cerebeloso, alteración respiratoria en los primeros meses (en los que se alternan etapas de hiperapnea con otras de apnea), hipotonía muscular, ausencia de coordinación muscular (ataxia), movimientos oculares anormales y retraso mental.
“Familial dysgenesis of the vermis: a syndrome of hyperventilation, abnormal eye movements and retardation”. Esto es, informaba de cuatro pacientes en los que se presentaba agenesia parcial o total del vermis cerebeloso, alteración respiratoria en los primeros meses (en los que se alternan etapas de hiperapnea con otras de apnea), hipotonía muscular, ausencia de coordinación muscular (ataxia), movimientos oculares anormales y retraso mental.
Los cilios son unas estructuras de
algunas células, que son fundamentales en la fisiología celular. En algunos casos,
en el periodo embrionario, parecen tener una función trascendental en el
desarrollo de las células en la medida que crean movimientos de fluidos a su
alrededor que son fundamentales porque esos cilios crean unas condiciones
adecuadas para el correcto funcionamiento celular. Modernas investigaciones
relacionan su correcta actividad con los fenómenos de proliferación y migración
neuronales en el cerebelo y en el tallo cerebral y, por tanto, con el
desarrollo adecuado de estas regiones.
Pues bien, la alteración en la formación de
los cilios provoca unas patologías, conocidas genéricamente como ciliopatías,
entre las que se encuentra el citado síndrome, que parece que es el resultado
de la anómala expresión de proteínas constituyentes de esos cilios, lo que
implica, obviamente, a varios genes.
Es importante destacar que las personas
con el síndrome de Joubert manifiestan alteraciones importantes en la
morfología del cerebelo y del mesencéfalo que explican claramente sus problemas
de coordinación motora y del equilibrio: disminución del reflejo vestibuloocular,
la apraxia oculomotora, etc.
Habitualmente el cerebelo se había
considerado una estructura que intervenía activamente en la coordinación y el
control motor. Sin embargo, sin excluir lo anterior, en los últimos años, en
estudios en animales y en el hombre, el cerebelo ha sido relacionado con
procesos cognitivos de alto nivel: atención, memoria de trabajo, fluidez
verbal, aprendizaje procedimental, etc. Y es que el cerebelo, en vías de ida y
vuelta, conecta con el hipotálamo, tálamo, la formación reticular, sistema límbico,
áreas de asociación, etc. Esto explica que después de una lesión cerebelosa hay
muchas funciones cognitivas que quedan alteradas, aunque no se conocen con
precisión los mecanismos exactos por los que el cerebelo afecta a la cognición.
Y todo esto es “demostrable” en los pacientes con el síndrome de Joubert, que
manifiestan trastornos de sus funciones cognitivas y de inteligencia y no muestran
modificaciones en la morfología del telencéfalo, aunque sí en la del cerebelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario