La pregunta que voy a intentar resolver
en esta entrada es si en la naturaleza el tamaño del cerebro guarda alguna
relación con nuestra forma de alimentarnos.
Si nos fijamos en las aves llegamos a la
conclusión que muchas aves frugívoras (que comen frutas), los loros por
ejemplo, tienen un cerebro mayor que otras especies de aves que no lo son.
Entre los quirópteros (murciélagos) los que son frugívoros tiene un tamaño
mayor que los que no lo son, es decir, sucede lo mismo. Finalmente, entre los
primates, los que se alimentan principalmente de frutas tienen un cerebro más
grande que los que lo hacen sobre todo de hojas. Parece que, a primera vista,
la alimentación guarda alguna relación con el tamaño cerebral. Pero, ¿dónde se
puede encontrar la causa de esta relación?