En determinadas circunstancias es posible que se altere la permeabilidad de la membrana para el Na+. Si esto sucede es porque se abren completamente esos canales (Véase el artículo precedente en este blog) y entran masivamente estos iones, muchos más de los que penetran en reposo. Como consecuencia disminuyen las cargas positivas en el exterior y aumentan dentro, de forma que el potencial de la membrana en ese punto se va haciendo progresivamente más positivo (o menos negativo).
Este cambio del potencial de la membrana provoca, rápidamente, la apertura de los canales de K+ y estos iones empiezan a salir con más intensidad que en el reposo por razones de diferencia de concentración. Es decir, durante esta primera fase entra Na+ y sale K+, pero el número de los Na+ que entran es mayor que el de los K+ que salen. Después de, aproximadamente, 1 milisegundo (ms) se cierran los canales de sodio. En este momento la diferencia de potencial en la membrana es de unos +50 mV. Decimos que en ese punto la membrana se ha despolarizado.
Todos estos cambios que suceden en la membrana afectan solamente a los iones que se encuentran muy próximos de la misma y, por tanto, el número de iones que fluye a través de la membrana es muy pequeño. Esto supone que el equilibrio y la desigual distribución de cargas de la que partíamos se mantiene prácticamente constante. Además, el movimiento de los iones a través de la membrana y el funcionamiento de la bomba de Na+-K+ restablece las condiciones originales.
Todo este proceso que acabamos de ver en un punto del axón, en el que se ha observado un cambio en la diferencia de potencial de reposo, que sube desde –70 a 50 mV, para después descender de nuevo hasta los –70 mV, se llama potencial de acción. Por último, este potencial de acción se desplazará por el axón: es el impulso nervioso.