En 1944, el psiquiatra Franz Kallmann (1897-1965) describió el caso de un paciente que manifestaba un escaso desarrollo de los testículos (hipogonadismo) y anosmia (ausencia de olfato). Los científicos lo conocen como síndrome de hipogonadismo-anosmia. ¿Hay que darle valor al azar? ¿Acaso tener unas gónadas pequeñitas puede guardar alguna relación con la incapacidad para detectar los olores? ¿A quién se le ocurre pensar algo así?