El
científico ruso Dmitri Belyaev (1917-1985) realizó en la década de los 60 del
siglo XX uno de los experimentos más famosos sobre la genética del
comportamiento de agresión. Escogió, de entre la misma población de ratas
grises siberianas, dos cepas de ratas con una conducta dispar: unas eran ratas
mansas, sociables (que fueron elegidas por lo bien que aceptaban la presencia
humana); las ratas no sociables tenían un comportamiento agresivo y fueron elegidas,
por el contrario, por lo mal que reaccionaban ante los humanos.