…que entre las nubes también se puede meter la pata. Claro que sí. Todos conocemos a personas a las que les encanta la montaña. Hacen excursiones con el fin de escalar las cimas más peligrosas o, acaso, las más altas. Leemos en la prensa que un montañero ha subido no sé cuántas montañas que tienen más de 6, 7 u 8.000 metros. ¡son palabras mayores! Y son mayores porque es una forma muy “peculiar” de exponerse a algunos trastornos que nos les sientan nada bien a nuestras neuronas.