¿Se ha emocionado ante la contemplación
de una obra de arte? ¿Escuchando música? ¿Leyendo una poesía?
El literato francés Henri-Marie Beyle
(1783-1842), más conocido por su seudónimo Stendhal —el famoso autor de La
cartuja de Parma—, escribió un libro titulado Nápoles y
Florencia: Un viaje de Milán a Reggio, en el que narraba lo que le sucedió
al contemplar la florentina Basílica de la Santa Cruz. La impresión que le
produjo encontrarse ante las tumbas de personajes tan paradigmáticos como Alfieri,
Galileo, Miguel Ángel... y la belleza del conjunto le forjaron unos peculiares efectos: "Había llegado a ese punto de emoción en el
que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los
sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida
estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme". Stendhal curó sus
emociones comentándole a un amigo lo que le acaba de suceder.