La música es un excelente estímulo que nos puede provocar una actividad nerviosa y endocrina que, en algún caso, nos desborda, sobresale de nosotros forjando una emoción más allá de todo razonamiento lógico. Quizá, es algo semejante a lo que sucede con el llamado síndrome de Stendhal que ya se ha comentado en este blog.