Entender el funcionamiento del cerebro se nos hace especialmente difícil porque las relaciones de las distintas partes que lo integran son intrincadas. De vez en cuando uno encuentra, o toma prestada, una analogía que consigue dilucidar, en buena medida, el asunto que trata. A mi juicio una de las mejores comparaciones que facilitan la comprensión cerebral se la leí a un científico neuropsicólogo, catedrático clínico de Neurología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York: Elkhonon Goldberg (1946).