Ha muerto Oliver Sacks. Ha sido uno de los neurólogos más populares porque sus obras de divulgación, escritas con una amenidad extraordinaria, han llegado a ser auténticos superventas.
La divulgación científica es muy difícil, es un ten con ten entre lo que hay que contar con precisión y lo que se puede expresar superficialmente, entre lo que hay que decir y lo que es necesario callar. Miguel de Unamuno creía que el peligro de la divulgación estaba en la vulgarización, es decir, en el hecho por el cual al bajar el nivel de los conocimientos la cultura se acerca tanto a la gente que se hace vulgar y, consecuentemente, deja de hacerse cultura.
Todos saldríamos ganando si los científicos que trabajan en sus laboratorios contaran algo de lo que saben, con un lenguaje accesible y ameno, a la sociedad. No obstante, la mayor parte de los hombres de ciencia son reacios a la divulgación. Uno de los grandes científicos del siglo XX, el ya fallecido Stephen Jay Gould, fue un gran divulgador. Este intelectual enorme, profesor que fue de Paleontología en Harvard, afirma que en toda Europa la vulgarización es una de las más “altas tradiciones del humanismo” y se queja de que en los Estados Unidos “escribir para los no científicos se encuentra emparedado por vituperios como adulteración, simplificación, distorsión para causar efecto, etc.”. Y añade: “Todos debemos empeñarnos en recobrar la ciencia accesible como una tradición intelectual honorable. Las reglas son sencillas: nada de compromisos con la riqueza conceptual; nada de pasar por alto las ambigüedades o lo que se ignora; eliminar la jerga, naturalmente, pero no sacrificar las ideas”. Todas estas características se expresan magníficamente en la obra de Oliver Sacks, nacido en Londres en 1933 y afincado en Nueva York desde 1965.
De: http://www.oliversacks.com/about-oliver-sacks/ |
Hay que recordar que Sacks hizo unas aportaciones que fueron leídas en las mejores revistas del mundo de la ciencia: Science, Nature, Lancet, British Medical Journal, Annals of Neurology, Archives of Neurology, Brain, Neurology, etc.; fue reconocido con doctorados Honoris Causa por Universidades de prestigio: Georgetown, Tufts, Staten Island, Nueva York, Queen’s, Oxford, etc.; y entre otros honores en 2008 fue nombrado Commander of British Empire.
Fijándonos exclusivamente en su faceta de científico divulgador podemos decir que su obra empezó con Migraña (1970), donde advierte de las razones emocionales de la dolencia. A este texto siguió el más popular de los de este neurobiólogo: Despertares, que apareció en 1973 y que el cine impulsó de una manera extraordinaria con la película del mismo título, estrenada en 1990, nominada a tres Óscar y con unas interpretaciones fantásticas a cargo de Robin Williams y especialmente Robert de Niro. Despertares muestra cómo trató a una veintena de pacientes que sobrevivieron a una encefalitis letárgica, pero que durante muchos lustros permanecían en estado de coma.
En 1984 escribe una obra autobiográfica, Con una sola pierna, resultado de un accidente que sufrió diez años antes, por el que fue intervenido quirúrgicamente y tuvo inmovilizada una pierna durante mucho tiempo; en el texto se analiza la naturaleza interna de la enfermedad desde el punto de vista psíquico.
En 1985 aparece El hombre que confundió a su mujer con un sombrero: 24 relatos clínicos en los que narra las historias de personas que sufren impresionantes aberraciones neurológicas. Cuatro años después se publica Veo una voz: viaje al mundo de los sordos, obra en la que estudia la historia de la sordera en los Estados Unidos y la utilización del lenguaje de signos; basada en la rebelión de los estudiantes de la Universidad de Gallaudet, centro en el que en el que todos el alumnado era sordos.
En 1995 ve la luz Un antropólogo en Marte, siete relatos de pacientes que, según Sacks, son viajeros a territorios increíbles pero a los que son capaces de adaptarse; se dan cita en este libro las características de algunas alteraciones como el autismo, los síndromes de Asperger y Tourette, etc.
En 1996 aparece La isla de los ciegos al color; y la isla de las cicas, consecuencia del viaje del autor a la Micronesia, donde estudió dos enfermedades endémicas: la acromatopsia o ceguera al color y una extraña patología neurológica: la lyticobodig, enfermedad que cursa en dos formas: una especie de ELA (forma lytico) y un parkinsonismo muy intenso (forma bodig).
En 2001 aparece otra obra autobiográfica: El tío Tungsteno: recuerdos de un químico precoz, de la que escribí una reseña en este blog.
Musicofilia: relatos de la música y el cerebro es un texto de 2007 donde se pueden leer historias de personas que se hacen melómanas después de alguna lesión neurológica, aspectos neurales del aprendizaje musical, la utilización de la musicoterapia en pacientes con la enfermedad de Parkinson, etc.
En Los ojos de la mente (2010) nos muestra a personas que, a pesar de sus déficits visuales importantes, han superado sus alteraciones: la pianista que se vuelve incapaz de leer una partitura musical, el neurobiólogo que nunca ha visto en tres dimensiones o el novelista que pierde su capacidad de leer son tres de los interesantes relatos de este magnífico libro.
Su último libro de divulgación fue Alucinaciones (2012), a las que Sacks considera una parte vital de la condición humana, estudia su fundamento neurológico y cómo han influido en el arte y el folclore.
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