Es muy conocido que las personas con síndrome de Down tienen una copia extra del cromosoma 21, esto es, son trisómicos para ese juego cromosómico. Las personas con esta alteración cromosómica poseen en el cerebro, alrededor de los cuarenta años, una mayor cantidad de un péptido que es uno de los puntos de referencia de los pacientes que padecen la enfermedad de Alzheimer: el péptido beta-amiloide (en sus formas de 40 y 42 aminoácidos). Dicho de otro modo, las personas con síndrome de Down manifiestan en el cerebro características propias de la enfermedad de Alzheimer mucho antes que el resto de la población, lo cual no implica necesariamente que padezcan la patología. Pero lo más interesante de esta relación es que el péptido tiene mucho que ver con un gen que se localiza en el cromosoma 21 y es que en ese cromosoma se encuentra el gen de la proteína precursora del amiloide (PPA).
El péptido beta-amiloide está formado por alrededor de cuarenta aminoácidos y se origina por la acción de unas enzimas llamadas secretasas sobre la llamada PPA, que consta de unos 700 aminoácidos. Parece lógico que una alteración en el metabolismo de la PPA genere un incremento en la producción del péptido beta-amiloide y su agregación en forma de placas. Bien es cierto que a partir de la PPA se forma también el péptido alfa-amiloide, que no genera efectos neurotóxicos. Lo que parece claro es que en los enfermos con Alzheimer o Down, algún suceso metabólico tiene que afectar en la dirección de producir el péptido beta-amiloide.
Como el gen de esta proteína se localiza en el cromosoma 21, esto ha volcado la investigación en la búsqueda de la relación entre ese gen y la presencia prematura de placas amiloides que manifiestan las personas que padecen el síndrome de Down.
Por otro lado, la lógica nos lleva a pensar que la sobreexpresión del gen PPA en las personas que padecen la trisomía del 21 provoca mayores acumulaciones del péptido beta-amiloide, por lo cual no es extraño que los enfermos con el síndrome de Down suelan acumular más placas placas amiloides y antes que los no afectados, aunque, sin embargo, sólo alrededor del 70% de ellos muestra signos de la enfermedad.
En cualquier caso, la mayor cantidad de PPA no es suficiente para que se produzca una mayor cantidad de péptido beta-amiloide, son necesarias otras condiciones que guardan relación con la secretasas citadas antes, condiciones que probablemente ocurren más fácilmente en las personas con síndrome de Down ya que algunas de ellas tienen que ver con la sobreexpresión de genes que también se encuentran en el cromosoma 21.
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Ya hay estudios que demuestran que los pacientes con la enfermedad de Alzheimer poseen numerosas células semejantes a las que presentan los enfermos con síndrome de Down. Hay investigaciones que han demostrado que los enfermos de Alzheimer aumentan significativamente el número de neuronas y de células no nerviosas (cutáneas, sanguíneas, etc.) que manifiestan la trisomía del 21.
Estudios realizados en roedores por uno de los pioneros en estas investigaciones, el neurocientífico Huntington Potter, parecen demostrar que cuando las células normales de ratones se ponen en contacto con el péptido beta-amiloide, las células aumentan los errores durante la mitosis de manera que se generan más células con trisomía 21 que, a su vez, producen más péptido beta-amiloide. En un artículo publicado en Neurobiology of Aging por H. Potter y su equipo (Csilla Ari, Sergiy I. Borysov, Jiashin Wu, Jaya Padmanabhan y Huntington Potter), se explicaba que la causa de estos errores se podría encontrar en la inhibición de una enzima denominada cinesina 5 (Eg5) por parte de la beta-amiloide.
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