Estoy harto de escuchar en las tertulias radiofónicas a reputados periodistas que se burlan de que un determinado grupo de científicos está investigando “no sé qué” en cierto insecto o en una rata. Se ríen de lo “interesante” del tema en cuestión. En realidad, ellos, como muchos miembros de nuestra sociedad, políticos a la cabeza, son unos perfectos ignorantes de que muchos de los grandes avances científicos se han realizado, se están haciendo y se practicarán en animales, donde se estudiarán fenómenos que ellos, ni con un gran esfuerzo de imaginación, serían capaces de sospechar. Pondré dos ejemplos sencillos .
Importantísimos estudios sobre el origen, transmisión y propagación del impulso nervioso (algo que parece importante) se realizaron en el axon gigante del… calamar. Por otro lado hay que decir que una de las formas más sencillas y universales de aprendizaje en los seres vivos es la habituación, aprendizaje que consiste en una reducción en la amplitud de la respuesta que sigue a la repetición de un determinado estímulo. Pues bien, el animal modelo en estos estudios es otro molusco: pertenece al género Aplysia.
Pues resulta que, en este contexto, hay una especie que está siendo utilizada por los neurobiólogos desde hace pocos años, una especie que conocen todos los aficionados a la acuariofilia, el pez cebra, al que los científicos denominan Danio rerio. Empezó a utilizarse en la investigación biológica al iniciarse la década de los setenta del siglo XX y fueron las investigaciones genéticas de George Streisinger, de la Universidad de Oregón, las que comenzaron a poner de moda este pececito.
¿Qué tiene de particular este animal? El pez cebra es, obviamente, un vertebrado y esto, desde el punto de vista científico, supone un “salto” cualitativo muy importante en cuanto a la complejidad de la especie: no es lo mismo hacer investigaciones en invertebrados que en peces, reptiles, mamíferos, primates.... y, consecuentemente, hay un mayor parecido de muchas estructuras de este animal con las humanas. Por otra parte, los individuos de esta especie tienen una gran capacidad reproductora, lo que permite obtener muchas generaciones en poco tiempo. Además, desde los primeros estados del desarrollo, el pez cebra es transparente, lo que facilita el seguimiento de algunas alteraciones orgánicas. A esto habría que añadir que en 24 horas el embrión pasa del estado de dos células hasta un estado larvario donde se pueden identificar, sin ningún problema, diversas estructuras, entre ellas el ojo. Por último, es muy fácil conseguir mutantes de pez cebra: en el Instituto Max Plank de Biología Evolutiva de Tübingen hay unas 400 variedades diferentes de Danio rerio, que se han obtenido mediante tratamientos que han provocado alteraciones en su información genética. Así, hay ejemplares con defectos en el sistema nervioso, en los músculos, órganos internos, etc. Hay razas que carecen del sentido del tacto, o son peces ciegos, o tienen una cierta incapacidad para desplazarse hacia adelante, etc.
Más de uno se asombraría de que muchas de las investigaciones que se están realizando sobre la retinitis pigmentosa, una alteración de la retina que provoca su desprendimiento progresivo y que termina produciendo ceguera, se están haciendo en el pez cebra. Esta enfermedad es una de las principales causas de ceguera en las poblaciones humanas de los países industrializados. Curiosamente, esta anomalía está producida en el pez cebra, y en el hombre, de la misma forma: la muerte de las células receptoras visuales que están situadas en la retina, los bastones y los conos. Esta línea de investigación es la que en la actualidad están siguiendo los científicos Beatrix Benz y Stephan Nauhauss, en Zurich.
Muchas investigaciones sobre el síndrome Usher 1-B, que se manifiesta casi siempre en los humanos con una sordera congénita (total o parcial) se están realizando en estos peces, y es que podemos decir que, en los aspectos fundamentales, el oído de este animal funciona de manera muy similar al del hombre (los peces tienen además una estructura auditiva especial denominada línea lateral). En esta dirección está trabajando en la actualidad el equipo de la bióloga Teresa Nicolson, en la Universidad de Tübingen,
En fin, Danio rerio no sólo es un vertebrado primitivo que adorna los acuarios de todo el mundo sino que también es un espléndido material biológico con el que se realizan investigaciones por el bien de nuestra especie.
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