La información sensorial procedente de los órganos de los sentidos discurre por vías neuronales hasta llegar a la corteza cerebral y es entonces cuando se percibe la información: veo un bolígrafo, huele a pescado frito, escucho una sinfonía de Brahams... Esto es lo normal.
Sin embargo, una de cada 2000 personas (más mujeres que varones) tienen alguna capacidad que para otros es extraordinaria: gustan las formas, ven sonidos o huelen colores. Son percepciones que resultan de la unión de distintas señales procedentes de los órganos de los sentidos: es la sinestesia, del griego: syn (con, unión, junto) y aisthesia, (percepción).
No se pueden confundir con las alucinaciones, no lo son. Es algo parecido a lo que ocurriría si “desenchufáramos” una parte de las vías que procedentes de los ojos conducen la información visual a la corteza correspondiente y lleváramos dichas conexiones a la región cortical que traduce la información auditiva. El resultado sería espectacular: ¡se verían los sonidos! La sinestesia es también producida por algunas drogas como la mescalina y LSD.
La sinestesia está descrita entre diversos pares de modalidades sensoriales, pero son frecuentes personas sinestésicas que ven colores en algunos grafismos, o en las unidades de tiempo, en las notas musicales, en los sabores, dolores, temperaturas o en un orgasmo. Para otras los olores suenan, saben o tienen cierta temperatura.
Aunque en la actualidad no se conocen todos los agentes responsables de esta enfermedad, tiene un componente genético, en la medida que la tercera parte de estas personas poseen miembros de su familia que manifiestan las mismas alteraciones.
Una hipótesis aceptable para explicar la sinestesia se basa en el hecho de que los bebés perciben su entorno de una forma sinestésica, en la medida de que sus cerebros no han conseguido aún un perfecto funcionamiento de sus circuitos neuronales. Después del nacimiento, en poco tiempo (algunos meses), los circuitos visuales, olfativos, gustativos, etc. se van haciendo totalmente independientes pero en los sinestetas esto no sucede, al menos en parte.
Quizá, la percepción del mundo por parte de los artistas requiera algo de sinestesia y, acaso por ello, algunas personalidades consagradas del arte han manifestado esta enfermedad. Bach decía que un fa-bemol era de color gris y un mi-bemol tenía una tonalidad verde-amarilla; Shubert veía el sol-bemol de color rojo-dorado y el re-bemol verde. También manifestaban sinestesia otros músicos de renombre como Alexander Scriabin y Nikolai Rimsky-Korsakov y personas de la literatura como Charles Baudelaire y Vladimir Nabokov.
Este es un pequeño vídeo sobre esta alteración:
1 comentario:
Este es un mundo el cual me apasiona porque yo siempre he esyado intrigado en como nuestro cerebro funciona y como nosotros podemos reaccionar ante ciertos estimulos.
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