Mientras nuestro cerebro sea un arcano, el Universo, reflejo de su estructura, será también un misterio
(Santiago Ramón y Cajal)


9 de abril de 2017

Sinestesia entre notas, colores y versos

No es la primera vez que nos ocupamos de la sinestesia: fenómeno neurológico en el que hay una percepción conjunta de varias sensaciones distintas ante un único estímulo. No son alucinaciones, son interferencias entre percepciones sensoriales: se ven sonidos, se oyen colores... Esta alteración es más frecuente en mujeres que en varones, en homosexuales que en heterosexuales y en zurdos que en diestros.
Además, tiene un componente genético, lo que en el mundo de la literatura lo podemos apreciar en la familia del escritor norteamericano, de origen ruso, Vladimir Nabokov (1889-1977), que junto con su mujer y su hijo eran sinestetas. Finalmente, la sinestesia correlaciona con alteraciones neurológicas ya que el 15% de los sinestetas tienen familiares en primer grado con autismo, dislexia o déficit de atención. El término sinestesia procede del griego: syn (“junto”) y aisthesía, (“sensación”).
Hay sinestesias en las que la percepción musical se acompaña de la experimentación de sabores diferentes, o las palabras tienen un sabor concreto, o la percepción de los sabores tiene una relación con el tacto, o letras o números llegan a evocar colores... Todas estas percepciones simultáneas permiten elucubrar que las personas que las poseen tienen más facilidad para manifestar expresiones artísticas extraordinarias, musicales, pictóricas, literarias o de otra índole... lo que no debe de ser muy cierto porque gran parte de los genios que en mundo han sido no eran sinestetas.
Uno de los compositores más importantes del siglo pasado fue el francés Olivier Messiaen (1908-1992). Es, probablemente, el músico con sinestesia del que se posee más información: “Uno de los grandes dramas de mi vida consiste en decirle a la gente que veo colores cuando escucho música, y ellos no ven nada, nada en absoluto. Eso es terrible. Y ellos no me creen. Cuando escucho música yo veo colores. Los acordes se expresan en términos de color para mí. Estoy convencido de que uno puede expresar esto al público.” Al párrafo anterior, que define con precisión cómo era su sinestesia, se le podrían añadir algunos aspectos más subjetivos. Así, en algunas de sus composiciones aparece el color, como en la Chronochromie, en los Couleurs de la cité céleste y en Des canyons aux étoiles, que resultó después de un viaje a los Estados Unidos en el que visitó el Cañón de El Colorado.
Por otro lado, el pintor de origen ruso (más tarde nacionalizado alemán y después francés) Vasíli o Wassily Kandinsky (1866-1944), pionero de la pintura abstracta, tenía sinestesia: “Los violines, los profundos tonos de los contrabajos, y muy especialmente los instrumentos de viento, personificaban entonces para mí toda la fuerza de las horas del crepúsculo. Vi todos mis colores en mi mente, estaban ante mis ojos. Líneas salvajes, casi enloquecidas se dibujaron frente a mí”. Impresión III. A algunas de sus pinturas las denominó Composiciones, lo que señala una forma curiosa de nombrar un cuadro cuando es un término que tiene una gran relación con la música. 
Kandinsky: Composición nº 8
Y es que Kandinsky mantuvo una relación estética con la música que le permitió escribir: “cada color tocaba un sonido interior, por lo que se podría escuchas música interna cuando se contempla una pintura. Una exploración del subconsciente”.  Después de asistir al estreno de unas obras (su segundo cuarteto de cuerda y tres piezas para piano) del compositor vienés Arnold Schönberg (1874-1951), pintó
Además, el pintor también relacionaba formas y colores: “La relación inevitable entre color y forma nos lleva a observar los efectos que tiene la forma sobre el color. La forma misma aun cuando es completamente abstracta y se parece a una forma geométrica, posee su sonido interno, es un ente espiritual con propiedades idénticas a esa forma”.
Rimbaud
Por último, el poeta simbolista francés Arthur Rimbaud (1854-1891) parece que tenía sinestesia. En cualquier caso, creó un soneto en el que asigna a cada letra un color, lo que explica muy bien esta manifestación neurológica:

"A negra, E blanca, Y roja, U verde, O azul: vocales, 
algún día diré vuestro origen secreto; 
A, negro corsé velludo de moscas relucientes 
que se agitan en torno de fetideces crueles, 
golfos de sombra; E, candor de nieblas y de tiendas, 
lanzas de glaciar fiero, reyes blancos, escalofríos de umbelas; 
I, púrpura, sangre, esputo, reír de labios bellos 
en cóleras terribles o embriagueces sensuales; 
U, ciclos, vibraciones divinas de los mares verduscos, 
paz de campo sembrado de animales, paz de arrugas 
que la alquimia imprimió en las frentes profundas; 
O supremo clarín de estridencias extrañas, 
silencio atravesado de Angeles y de Mundos; 
O, la Omega, el reflejo violeta de sus Ojos! "

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