Mientras nuestro cerebro sea un arcano, el Universo, reflejo de su estructura, será también un misterio
(Santiago Ramón y Cajal)


17 de octubre de 2010

Las vías sensoriales tienen pocas neuronas

Los circuitos nerviosos que llegan a la corteza cerebral desde los receptores son vías más o menos largas, pero en ellos no suelen estar implicadas muchas neuronas. Veamos algún ejemplo.
Desde la retina ocular, donde se ubican las células receptoras visuales (conos y bastones), parten neuronas (sensitivas) que forman el nervio óptico (de cada ojo) y que finalizan en el tálamo. Aquí hacen sinapsis con otras neuronas que finalizan en la corteza visual. En resumen, un circuito visual, desde que sale del ojo, necesita dos neuronas: una que llega hasta el tálamo y otra que va desde esta región cerebral hasta la corteza cerebral.

Claro que usted pensará que esto se debe a que los receptores visuales y la corteza visual se encuentran espacialmente muy cerca. Sin embargo, aunque esto es verdad, no es por ello.
En efecto, si nos fijamos en un circuito doloroso que parte, por ejemplo, de un músculo de la pierna, los impulsos nerviosos viajan por una neurona (sensitiva) que termina en la médula espinal. Aquí conecta con otra neurona cuyo axón cruza al otro lado (decimos que decusa y, por ello, que es contralateral) y termina en el tálamo. Aquí conecta con otra neurona que finaliza en la corteza cerebral.  Es un caso, por tanto, muy semejante al anterior, con tres neuronas llega la información cerebral a ser consciente.