Mientras nuestro cerebro sea un arcano, el Universo, reflejo de su estructura, será también un misterio
(Santiago Ramón y Cajal)


26 de octubre de 2008

Alteración emocional e hipocampo

En los animales con el hipocampo lesionado se observa una pérdida de la memoria espacial, lo que implica que esta estructura es responsable de que se creen nuevos recuerdos referidos a la localización espacial. No obstante, el hipocampo parece que también tiene relación con lo que Rudy y Sutherland, en 1992, denominaron asociación de configuraciones, es decir, con la participación en la memorización de la importancia que tienen dos estímulos que se presentan simultáneamente, no individualmente. De acuerdo con esta teoría, un contexto, un ambiente determinado permitirá recordar que un toque de corneta con unas notas características, en un recinto militar y con el uniforme adecuado, supone ponerse en formación para pasar revista; en otro contexto no se nos ocurre comportarnos de esa forma.
Hay una técnica muy utilizada en neurobiología que se denomina de imágenes por resonancia magnética (IRM), con la que se construyen unas imágenes tridimensionales del encéfalo en planos horizontales (paralelos a la parte superior de la cabeza), coronales o frontales (paralelos a la cara) y sagitales (paralelos a un lado del cerebro). Son imágenes de muy alta resolución (más claras que las que proporciona la tomografía computerizada) que son obtenidas con las medidas de la desigual distribución de los núcleos de hidrógeno que se encuentran en el agua y en la grasa cerebrales.
Con la técnica de IRM, en 1997, el profesor Douglas Bremmer y su equipo de colaboradores de la Universidad de Yale estudiaron casi una veintena de adultos que habían sufrido en su infancia malos tratos físicos, o sexuales —y que en la época de la investigación padecían de trastorno de estrés postraumático—, y los compararon con otros tantos individuos no maltratados de igual edad, raza, educación, nivel de alcoholismo, etc. Los que habían sufrido de malos tratos tenían un hipocampo izquierdo que era un 12% más pequeño que el de los individuos sanos y, sin embargo, en el hipocampo derecho no había diferencias significativas en los dos grupos estudiados. Por otra parte, las personas que habían sido violentadas en la niñez obtenían, en los test de memoria verbal, peores resultados que el otro grupo, algo bastante lógico en la medida que el hipocampo, como se ha dicho antes, tiene una importancia bastante grande en el funcionamiento de la memoria. En el mismo año, otros estudios mostraban unos resultados muy parecidos en el hipocampo de unas niñas que habían sido objeto de abusos sexuales.
Es probable que en este punto usted se pregunte de qué manera es alterado el desarrollo del hipocampo. Para responder a esta cuestión se hace necesario tener en cuenta que las neuronas de esta estructura son de las pocas células nerviosas del encéfalo que siguen formándose después del nacimiento y, por tanto, si este fenómeno se enlentece (como consecuencia del estrés generado por los malos tratos), se entiende claramente el menor tamaño del hipocampo.
Hay una hipótesis, perfectamente consecuente con los resultados científicos, con la que se explica la reducción en el tamaño del hipocampo. Dicha hipótesis guarda relación con el desequilibrio hormonal producido en una situación de estrés, que necesariamente se ha de generar en los casos de maltrato infantil. Con el estrés aumentan los niveles sanguíneos de cortisol, hormona que sería responsable de la reducción del tamaño del hipocampo y que es consecuente con el hecho de que las neuronas de esta región tienen una cantidad de receptores de la hormona mucho mayor que la que presenta el resto de las regiones cerebrales. En resumen, una importante alteración emocional, mantenida durante un cierto tiempo, generará un aumento del cortisol sanguíneo que, a su vez, provocará la muerte de algunas neuronas del hipocampo o la reducción de su velocidad de aparición.