Mientras nuestro cerebro sea un arcano, el Universo, reflejo de su estructura, será también un misterio
(Santiago Ramón y Cajal)


7 de diciembre de 2010

El dilema del sueño

Todos los animales vertebrados duermen. Aunque los anfibios y peces no lo hacen con las características que definen el sueño en los demás animales, también manifiestan periodos de inactividad semejantes al sueño.
Y es que el sueño debe ser necesario ya que algunas especies de mamíferos probablemente estarían mejor en vigilia permanente que soportando los peligros que tienen cuando duermen. Es el caso, por ejemplo, del delfín de Índico, que duerme hasta 7 horas al día a pesar de ser ciego y de nadar constantemente en las oscuras aguas del golfo Índico. Su adaptación al sueño es muy peculiar ya que duerme dando pequeñas “cabezadas” de menos de un  minuto. 
Otros animales presentan estrategias de sueño diferentes. Así, por ejemplo, el delfín de morro de botella posee dos hemisferios cerebrales que duermen por turnos: el  derecho unas veces y el izquierdo otras. De esta forma un hemisferio cerebral siempre está vigilante.
La conclusión consecuente de estos y otros hechos es que si esta conducta, la del sueño, fuera innecesaria muchos animales carecerían de ella ya que, evolutivamente, habría desaparecido en buena parte de ellos. No obstante, todos los vertebrados duermen.
Sabemos que, en nuestra especie, la privación del sueño nos provoca alteraciones en la percepción y, cuando la ausencia del sueño es demasiado larga, algunas personas llegan a tener, en ocasiones, alucinaciones ligeras y problemas para realizar tareas que necesitan concentración. Sin embargo numerosos estudios científicos no han demostrado que el sueño sea necesario para el funcionamiento del organismo, ya que en los caso de privación prolongada no se han manifestado señales de estrés fisiológico aunque sí de percepción, problemas de concentración y alguna alucinación. Finalmente, cuando a la persona que se le ha privado del sueño se le permite dormir, duerme más en la primera noche pero, en ningún caso, recupera el sueño perdido.
Es por esto que la ciencia se encuentra actualmente con un  dilema difícil: el sueño parece necesario (todos los vertebrados duermen) y, a la vez, no parece imprescindible.