Mientras nuestro cerebro sea un arcano, el Universo, reflejo de su estructura, será también un misterio
(Santiago Ramón y Cajal)


8 de septiembre de 2009

La narcolepsia como enfermedad de los circuitos del sueño

Las personas que padecen narcolepsia, en los países occidentales entre el 0,2 y el 2,6 por 1000 de la población, se duermen en situaciones que les pueden resultar peligrosas. Y es que este trastorno, que suele iniciarse en la adolescencia o en la juventud, se caracteriza por una somnolencia permanente que desemboca en sueños que hacen que los afectados puedan caer desplomados en cualquier situación, incluso haciendo deporte. Aunque los problemas que tienen con el sueño los alivian con una siesta pequeña, rápidamente vuelven a presentar somnolencia.
En condiciones normales las personas tenemos dos etapas del sueño: el sueño REM (que corresponde a las siglas inglesas de movimientos oculares rápidos) y el sueño no-REM. Hay que tener en cuenta que cuando se habla de sueño no se corresponde con lo que en el lenguaje habitual llamamos soñar, es decir, durante la vida o estamos en una situación de sueño o en vigilia, esto es, despiertos; cuando "soñamos" tenemos ensueños.
En el sueño no-REM los músculos tienen cierto grado de contracción, pero se encuentran relajados, la ventilación pulmonar es regular, el consumo energético del cerebro se reduce considerablemente, el electroencefalograma muestra unas características que le son peculiares, etc.
En el sueño REM se producen unos espectaculares movimientos oculares (que dan nombre a esta fase del sueño), una ventilación pulmonar bastante irregular, de la misma forma que es irregular el ritmo cardíaco; además, el consumo energético del cerebro es muy alto, suele ser mayor que el que se manifiesta en la vigilia, y presenta un electroencefalograma muy parecido al de las personas que se encuentran despiertas; además, en esta fase se suelen producir los ensueños. Por último, en el sueño REM se produce la pérdida del tono de los músculos de la espalda y piernas que intervienen en la postura.
Las personas normales tienen unos ciclos de las dos fases del sueño que son alternantes: se inicia el descanso con una fase no-REM, que dura unos 90 minutos, a la que sigue una fase de sueño no-REM de escasa duración. Este ciclo se repite unas cuatro veces a lo largo de la noche. Un narcoléptico, sin embargo, inicia su sueño con la etapa REM
Un narcoléptico no suele dormir mucho más que una persona que no lo sea, lo que le sucede es que presenta episodios inapropiados de sueño de forma que se quedan dormidos en cualquier situación. Además muestran cataplejía, o lo que es igual, tienen pérdidas del tono muscular estando despiertos y, muy frecuentemente, por razones emocionales. Además, suelen tener parálisis del sueño, es decir, la imposibilidad de moverse al despertarse o al quedarse dormidas y alucinaciones hipnagógicas, que son unos ensueños durante la vigilia.
En los humanos hay circuitos del cerebro y médula espinal que actúan de manera que impiden el movimiento durante el sueño. Sin embargo, en las personas que padecen de narcolepsia, estos circuitos neuronales, en los ataques de cataplejía, entran en funcionamiento en un momento inadecuado y como consecuencia se pierde la postura debido a la pérdida del tono muscular. La amígdala es una estructura cerebral (recuerde que hemos dicho que los ataques suelen producirse por razones emocionales) que está afectada por neuronas que la estimulan y por otras que impiden su funcionamiento. Si estas neuronas inhibitorias no funcionan, la amígdala aumenta su actividad con una región del puente que conecta con el locus coeruleus (del tronco del encéfalo) inhibiendo su funcionamiento. Esta última estructura, en buena medida, controla la actividad muscular y, si no está activa, se pierde el tono muscular y el narcoléptico se cae.