Mientras nuestro cerebro sea un arcano, el Universo, reflejo de su estructura, será también un misterio
(Santiago Ramón y Cajal)


17 de febrero de 2017

Biología de la risa

Decía el hispanorromano Marco Fabio Quintiliano que “nadie aún ha sabido expresar de manera satisfactoria lo que es la risa, aunque muchos lo han intentado". 
La risa es un fenómeno biológico, de naturaleza psicofisiológica, que se genera ante unos estímulos. Requiere que se produzcan contracciones de ciertos músculos (cigomático, orbicular de los párpados, respiratorios, etc.) que den como resultado un cambio de la expresión facial que suele coexistir con unos sonidos muy característicos.

El caso es que la risa intensa puede suponer una actividad muscular muy viva, ya que llegan a intervenir cerca de 50 músculos faciales y hasta unos 300 músculos de otras zonas corporales: extremidades, cuello, regiones abdominales, etc. Por esto, no nos debe extrañar que la risa se haya asociado a muchos beneficios fisiológicos de diversa naturaleza: incremento de la ventilación pulmonar, disminución de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, reducción de la hiperglucemia después de las comidas, aumento del gasto metabólico, descenso del estrés, incremento de la producción de endorfinas, etc.
Aunque la risa no es exclusivamente humana, sí lo es la capacidad de percepción del humor, algo que está muy relacionado con la risa pero que es muy difícil de precisar, ya que varía con las culturas, con el tiempo, con cada persona, etc.
Biológicamente la risa tiene un gran interés y hay una International Society for Humor Studies (ISHS) formada por numerosos profesores y alumnos de las más diversas disciplinas y áreas de investigación científicas y artísticas (http://www.humorstudies.org/).
La risa se puede disimular... pero poco. Desde el siglo XIX se sabe, por el médico e investigador francés Guillaume Duchenne (1806-1875), que la sonrisa natural supone la contracción de los músculos cigomático mayor y menor, que levantan la comisura de los labios, y del músculo orbicular de los ojos, que eleva las mejillas y produce unas típicas arrugas en el entorno de los ojos. Los cigomáticos pueden controlarse voluntariamente (lo que explica las sonrisas de cortesía) pero el orbicular sólo puede contraerse en casos de verdadero placer. En consecuencia, un ojo inactivo en una expresión placentera nos mostrará un mentiroso. El orbicular de los ojos, llamado más científicamente orbicularis oculi, ha quedado en la historia de la ciencia como músculo de Duchennne, que según el científico galo era activado involuntariamente por “las dulces emociones del alma”.
http://www.dailymotion.com/video/x17v0ki_cerebro-mentiroso-sonrisa-de-duchenne_school
La información científica parece en la actualidad orientada hacia la existencia de un centro coordinador de la risa, denominado centro gelástico mesencefalopontino —porque está localizado en la parte dorsal de la unión del mesencéfalo y el puente troncoencefálico—, que se conecta con otras regiones encefálicas: cerebelo, hipotálamo, lóbulos frontal y temporal, tálamo y ganglios basales. Este centro coordinador puede ser inhibido, excitado y modulado por diversas zonas cerebrales. Así, hay estudios en los que al estimular ciertas regiones cerebrales (corteza frontal, amígdala, circunvolución cingular anterior, etc.) de pacientes epilépticos se ha provocado la risa.
La risa es considerada un fenómeno biológico normal e incluso hay tratamientos que, con más o menos éxito la utilizan, porque parecen aportar beneficios fisio y psicológicos. No obstante, la risa puede generarse sin estímulos que la provoquen, y ser de una duración o intensidad fuera del control del sujeto, el cual puede llegar a reconocer que no hay estímulos para la risa o que ésta es inadecuada, y, en algunas ocasiones, se acompaña de “llanto patológico”. Es una risa patológica específica, secundaria a diversas alteraciones del sistema nervioso central que provocan algunas patologías permanentes o eventuales.  Es el caso del “fou rire prodromique”, una situación de risa incontrolable y sin motivo, que es el primer síntoma de una isquemia cerebral, o los ataques de risa que se producen en los casos de epilepsia gelástica o los que se generan en algunos trastornos psiquiátricos como la demencia, esquizofrenia, etc.
En cualquier caso, la risa siempre es buena... aunque sea de uno mismo.

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