Mientras nuestro cerebro sea un arcano, el Universo, reflejo de su estructura, será también un misterio
(Santiago Ramón y Cajal)


4 de octubre de 2012

De adicciones y Freud


Las personas que tienen adicción a una droga, los adictos, son consumidores frecuentes de drogas. Y es que los adictos, por serlo, toman drogas a pesar de que saben de los efectos negativos que tienen para su salud, para sus relaciones familiares, para sus relaciones laborales, para sus... y las toman a pesar de que, muchos, hacen un esfuerzo enorme por abandonarlas.

A finales del siglo XIX la planta de la coca (sobre la cocaína he escrito en otro artículo) era uno de los medicamentos autorizados en los Estados Unidos. De hecho, antes de su autorización, ya había algunos anuncios de coca para tratar la timidez, para los dolores de muelas (así las anunciaba la compañía Lloyd Manufactoring en 1885), para la histeria, gastritis, asma, etc. Incluso se administraba como afrodisiaco. Vamos, que la coca iba a ser una especie de panacea contra todo tipo de alteración. 
En 1883, el médico del ejército alemán Theodor Aschenbrandt, durante unas maniobras militares, administró cocaína a soldados bávaros y publicó los espléndidos resultados que mostraban esos militares en situaciones físicamente agotadoras. De este hecho tuvo noticia Sigmun Freud, que probó la droga y fomentó su consumo.
En julio de 1884 publicó un famosísimo artículo, el primero sobre este asunto, que tituló “Sobre la coca”, en el que realizó un estudio histórico de la utilización de la coca, su exportación desde América, etc. Escribió de una manera tan elogiosa sobre su experiencia personal con esta sustancia y sobre su utilización en operaciones oculares, que aumentó el interés por la misma.
En 1885 aparece "Contribución al conocimiento de los efectos de la cocaína”, trabajo de Freud en el que se ocupa de los efectos de la droga desde aspectos más científicos.
Finalmente, en "Anhelo y temor de la cocaína”, de 1887, hace una defensa entusiasta de la cocaína contra los adversarios de la misma y afirma que esta sustancia sólo genera adicción entre los adictos a la morfina cuando incorrectamente usan la cocaína para abandonar su adicción. Poco después dejó de utilizar la cocaína tanto en su consumo médico como personal.
Pero Freud tuvo otra adicción: era un fumador empedernido. Aunque sabía que el consumo de tabaco le estaba minando la salud (así lo escribió a sus conocidos)... siguió fumando. Siguió fumando a pesar de sus arritmias cardíacas, a pesar de sus llagas bucales cancerosas, a pesar de habérsele extirpado la mandíbula, a pesar de sus enormes problemas para tragar, a pesar de los grandes dolores que tenía cuando masticaba...

2 comentarios:

vicioso dijo...

Parece bastante plausible pensar que el cerebro de los adictos tiene receptores específicos para estas sustancias. Incluso creo que son los mismos o parecidos que los que hacen la adicción al juego y otras adicciones similares.

De la misma manera, las personas que toman drogas, o juegan o fuman y no se vuelven adictos, es posible que carezcan de tales receptores.

Anónimo dijo...

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