Mientras nuestro cerebro sea un arcano, el Universo, reflejo de su estructura, será también un misterio
(Santiago Ramón y Cajal)


2 de enero de 2012

Atención y neurotransmisores

La dopamina y la norepinefrina (o noradrenalina) son dos de los neurotransmisores más relacionados con los procesos de atención y con algunas de las diferentes funciones asociadas a la misma, tales como la motivación, el interés, etc.
De una forma clásica y muy general, en lo que a la neurociencia se refiere, el estado de activación, o arousal, del organismo se caracteriza por un aumento de los dos neurotransmisores citados antes, lo que implica que la falta de atención es una manifestación del déficit de los mismos.
Y esto, que es cierto, no constituye toda la verdad en la medida de que el exceso de uno, o de ambos, de estos neurotransmisores puede perjudicar el rendimiento cognitivo. Es decir, una situación de hiperactivación está relacionada con la incapacidad para concentrarse cuando, “con la lógica anterior”, debería generar un incremento de la capacidad de atención. Es algo así como el juego de las “siete y media”: si no llegas, mal; si te pasas, también malo.
Las vías implicadas en la atención son principalmente una que utiliza la norepinefrina y que va desde el locus coeruleus (del tronco cerebral) hasta la corteza frontal y la vía dopaminérgica que discurre desde el área tegmental ventral (también en el tronco) hasta la corteza prefrontal.
La D-anfetamina y el metilfenidato se han utilizado para potenciar la atención en la medida que estos estimulantes bloquean la recaptación (recuperación del neurotransmisor desde el espacio sináptico hacia los botones terminales) de la dopamina por un lado y, por otro, favorecen su liberación. En cualquiera de los dos casos se incrementan los niveles de dopamina.
La forma L de este compuesto, la L-anfetamina, actúa tanto bloqueando la recaptación de norepinefrina como aumentando la liberación de este neurotransmisor, por lo que con este fármaco se incrementan las concentraciones de norepinefrina en las sinapsis interneuronales.  Además, la L-anfetamina también actúa en relación con la dopamina como lo hace la forma D, esto es, aumentando las concentraciones de este neurotransmisor.
Es curioso observar cómo los mecanismos de recaptación son favorecidos o bloqueados de una forma extraordinariamente precisa desde el punto de vista bioquímico. Así, mientras la L-anfetamina, tal como se ha dicho, bloquea las recaptaciones de norepinefrina y dopamina, la D-anfetamina sólo es capaz de actuar sobre las proteínas encargadas de la recaptación de la dopamina. Quizá por ello, algunos pacientes con déficit de atención responden mejor a las mezclas de D y L anfetamina que a la toma exclusiva de D-anfetamina, probablemente por los efectos beneficiosos de la norepinefrina.