Mientras nuestro cerebro sea un arcano, el Universo, reflejo de su estructura, será también un misterio
(Santiago Ramón y Cajal)


8 de enero de 2013

El cerebro “por defecto”


Si analizamos lo que dicen o hacen muchos individuos de nuestra especie es probable que lleguemos a la conclusión de que nada en su cerebro funciona correctamente o de que éste es una parte inactiva de su anatomía. Sin embargo, incluso ellos presentan una permanente actividad cerebral.
Cuando a una persona se le somete a las modernas técnicas de Tomografía de Emisión de Positrones o de Resonancia Magnética Funcional —que permiten estudiar el cerebro en vivo (incluso cuando esta persona está durmiendo o muy relajada)—, manifiesta actividad neural. Y esto se conoce en el mundo de la neurociencia desde hace muchos años. Hay que tener en cuenta que el cerebro es un órgano tan peculiar que consume alrededor del 70% de la energía total en actividades neuronales que no tienen ninguna relación con lo que la persona está realizando en ese momento.

Supongamos que hemos entrado en un quirófano y estamos sometidos a los efectos de la anestesia o que hemos cerrado los ojos y nos encontramos “flotando” sin pensar en nada. Pues bien, en cualquiera de estas dos situaciones hay ciertas regiones cerebrales, alejadas unas de otras, que interaccionan entre sí. Pero lo más espectacular del asunto es que es que en estas zonas aumenta el consumo de energía. Este conjunto de neuronas es una especie de máquina que se pone en funcionamiento cuando el resto del cerebro se encuentra inactivo. Y es que aunque un cerebro en su conjunto no se encuentre activo en una tarea concreta, hay unos grupos de neuronas que están en funcionamiento. Estas neuronas forman lo que se denomina red neuronal por defecto.
Cuando una persona está relajada, por muy relajada que se encuentre, siempre hay una cierta contracción de sus músculos; lo llamamos tono muscular. Su significado biológico es claro: por un lado sirve para ayudas a mantener la postura y por otro un músculo con cierto grado de contracción es capaz de responder a las señales nerviosas más fácilmente que si estuviera completamente relajado (tiene menos que contraer). Buscando el paralelismo con las neuronas, quizá podríamos decir que la red neuronal por defecto está “preparando al cerebro” (manteniendo el “tono cerebral) para realizar alguna actividad cuando se “despierte”.
Las técnicas de neuroimagen muestran que cuando una persona está realizando un comportamiento rutinario como la lectura incrementa su gasto energético algo menos de un 5% del que ya consume cuando está relajado. Se ha demostrado incluso que cuando las personas investigadas realizaban la lectura en voz alta, había regiones cerebrales, como una parte de la corteza parietal medial (que participa en los recuerdos de los sucesos personales y que está reducida en los pacientes con la enfermedad de Alzheimer) que disminuía su funcionamiento en relación con el que presentaba en el reposo. Dicho de otra manera, esta zona, y otras, se muestra activa hasta el momento en el que el funcionamiento cerebral se oriente hacia una nueva tarea.
Otra región que respondía de una manera similar era la corteza prefrontal medial, que controla la alerta conductual. Estas dos zonas (cortezas parietal medial y prefrontal medial) se consideran los lugares fundamentales de la red neuronal por defecto. Serían una especie de regulador o controlador de las diferentes señales que llegan al cerebro. La red neuronal por defecto funciona siempre... hasta que una determinada tarea obliga a nuestro cerebro a trabajar en una determinada dirección.
¿Y si la red neuronal por defecto funciona mal? Sabemos que el cerebro de una persona que manifiesta esquizofrenia no es capaz de desconectar la red neuronal por defecto.
El cerebro es un órgano espectacular y complejo hasta el paroxismo. Los descubrimientos que nos aportan las investigaciones recientes nos dejan perplejos. Caen viejas hipótesis y aparecen otras que nos acercan un poco más a la verdad pero... ¡estamos tan lejos de comprender lo que significa nuestro cerebro!

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