Mientras nuestro cerebro sea un arcano, el Universo, reflejo de su estructura, será también un misterio
(Santiago Ramón y Cajal)


23 de julio de 2012

Modelos animales contra la enfermedad de Parkinson


En 1983, el profesor Langston y sus colaboradores publicaban en la revista Science un artículo en el que se informaba de un caso raro de pacientes con enfermedad de Parkinson. Se trataba cuatro jóvenes que manifestaban signos de parkinsonismo: bradiquinesia, rigidez muscular, temblores, etc. Era raro debido a que esta enfermedad neurodegenerativa no suele presentarse antes de los 45 años y, además, era anómalo que en el mismo centro hospitalario aparecieran casi a la vez unos jóvenes con estas señales de la enfermedad.

 Muy pronto se dieron cuenta de que había una cosa en común en los cuatro: habían consumido de forma intravenosa una droga ilegal. Al analizar la sustancia inyectada por dos de estos pacientes se puso en evidencia una molécula peculiar que abreviadamente denominamos MPTP, las siglas de la 1-metil-4-fenil-1,2,3,6-tetrahidropiridina, que se forma a partir de la meperidina o heroína sintética.
La causa de los síntomas que se observaban en los jóvenes se debía a que la MPTP actúa destruyendo las neuronas de la sustancia negra, cuya degeneración, que ya se conocía años antes, es la responsable primordial de la enfermedad de Parkinson.
Lo importante de este suceso es que sirvió para que el científico antes citado creara un modelo animal de estudio de la enfermedad. Así, cuando expuso cerebros de primates no humanos a MPTP detectó que desaparecía la sustancia negra de forma similar a como desaparece esta estructura en los enfermos de Parkinson de nuestra especie, bien es cierto que, en algún caso, aunque se observaba en los primates una disminución de la dopamina (el neurotransmisor de esa estructura cerebral) no detectaban las anomalías motoras de los enfermos.
Por otro lado, esto sirvió para demostrar que los efectos negativos de la MPTP pueden ser completamente bloqueados, en animales de experimentación, por la inhibición de la monoaminoxidasa B (MAO B), lo que realizaban con una sustancia como la selegilina. Como usted sabrá, la MAO es una enzima que destruye la dopamina en el espacio sináptico; pues bien, si esta enzima no funciona porque es inhibida por la selegilina, la presencia de dopamina aumenta, que es precisamente lo que necesitan los pacientes con la enfermedad de Parkinson
En un estudio realizado con esta sustancia se puso en evidencia que en los pacientes con enfermedad de Parkinson temprana, la selegilina permitía retrasar los tratamientos con L-dopa porque, probablemente, frenaba el avance de la enfermedad.
Vemos pues, que un suceso tan negativo como el consumo de drogas ha permitido el diseño de experimentos en animales, tan necesarios, que permiten proseguir con éxito en la lucha contra esta enfermedad degenerativa

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